Infiernos ambientales, corporaciones y falsas soluciones de Economía Circular.
Para mantener las altas temperaturas de sus hornos y bajar los costos de su producción, las empresas cementeras han transitado de usar combustibles fósiles (coque, gas) a la incineración de residuos (coprocesamiento). Las autorizaciones de coprocesamiento otorgadas por Semarnat para la quema de residuos en hornos cementeros oscilan entre un 30 y 80 % de sustitución de combustible alterno y se muestran autorizaciones a partir del 2013. En este listado, el permiso de mayor vigencia es al 2031 y existe una planta con permiso por tiempo indefinido. Sólo en 2020, CEMEX calculó una quema de 12.4 millones de toneladas de residuos para alimentar sus operaciones, y se planteó como meta para 2030 la quema de 19 millones de toneladas para su consumo total.
Las empresas cementeras como forma de ahorrarse su factura energética promueven el coprocesamiento, la valorización energética, el tratamiento térmico como una falsa solución argumentando “reciclaje” y alternativas climáticas al uso de combustibles fósiles. Esto es solo una lógica de greenwashing, y las problemáticas ambientales relacionadas con las actividades cementeras y los procesos de coprocesamiento van en aumento al igual que sus conflictos socioambientales debido a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), compuestos orgánicos persistentes (COP), metales pesados y otra sustancias tóxicas como los aditivos que se le añaden a los plásticos, que provocan alteraciones hormonales, cognitivas e inmunológicas.
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